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Me desperté sintiéndome muuuy débil esta mañana -no es sorpresa, siendo el comienzo de la primera semana de un nuevo ciclo. A medida que el efecto de los esteroides se desvanece, los glóbulos rojos (o la falta de ellos) marcan el tono y el ritmo.
Es interesante navegar el tira y afloje entre la mente y el cuerpo. Cuando el recuento de glóbulos rojos es bajo, no hay cómo moverse a pura tracción de voluntad. Dicho eso, me recordé a mí misma que no es cuestión de todo o nada y que el nombre del juego es una cuadra a la vez.
Después de dejar a mi hija menor en la escuela, estacioné mi auto y decidí salir a caminar. Todo lo que esperaba era caminar una cuadra. Una pequeña cuadra al sol y nada más.
La mañana estaba cálida y el aroma a jazmines flotaba en el aire. Me puse mis AirPods, activé el Mommy Playlist creado por mis hijas y salí a caminar...
Para mi sorpresa, una cuadra llevó a otra y, antes de darme cuenta, habían pasado quince minutos de marcha. Decidí no arriesgar mi suerte e hice un giro en U, ya que tenía que caminar otros quince minutos para regresar. Cuando llegué al auto, había caminado durante media hora sólida, estaba llena de energía y mi frecuencia cardíaca era normal.
Esto me dejó pensando...
Tal vez al poner mi mente en un objetivo discreto, mi cuerpo había podido alcanzarlo y llegar aún más allá.
Tal vez necesitamos partir nuestras batallas en trozos digeribles para poder llegar más lejos de lo que creemos poder llegar.
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