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Hoy es mi cuarta infusión de quimio y este viaje entra en su segunda mitad. Gran parte de lo desconocido se ha vuelto conocido y, gradualmente, parte de mi habitualidad. Mientras observo a las enfermeras hacer su trabajo me siento segura y me siento cuidada. Mientras observo a las enfermeras sentada en mi quimio silla, me siento tranquila y querida de verdad.
Alguien dijo que el cáncer pone todo en perspectiva. Separa las cosas en blanco o negro, sin más. Creíamos contar con algunos que, al final, no se presentan, y otros que no habíamos considerado, son los que realmente están.
Crecí en Argentina, pero vivo en Norteamérica hace veinte años, y la fractura entre dos mundos ha sido como perder una mitad... Pero el cáncer y la quimio han restaurado viejos afectos, demostrando que las bases sólidas llegan más allá.
No elegí este trayecto, pero me ha dado mucho hasta ahora ... Los que están (sin importar el hemisferio) me recuerdan que soy querida de verdad.
Mi reflexión esta vuelta tiene algo de paradoja: gracias cáncer, gracias quimio, por los afectos que he podido recuperar.
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