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Conociendo lo Desconocido

El día empezó con tono gris —nudo en el estómago, letargo y una sensación general de náusea emocional. Finalmente llegó el día. Mi primer sesión de quimioterapia está a pocas horas de distancia y me encuentro frente a una encrucijada: puedo darle un tono lúgubre y sombrío o puedo darle un giro diferente a las cosas.


Decidí tomar la segunda opción.


Me levanto de la cama y hago mi fisioterapia post lumpectomía: diez respiraciones profundas, estiramiento del cuello, masaje de drenaje linfático palma hacia arriba y hacia abajo ... Me lavo la cara, me pongo mis cremas de belleza y luego paso a mi rutina de abdominales. La ansiedad sigue ahí, pero puedo sentir la energía activándose en mi cuerpo y mi modo de pensar y mirar la cosas comienza a cambiar.


Retoco las puntas de mi pelo con la planchita eléctrica por última vez. ¿Por qué no? Mis días de planchita van a quedar en suspenso durante unos meses. Y si voy a emprender este viaje de curación (pero cabello-amenazante), mejor arrancar con estilo.


Llego a la oficina del Dr. K, espero un rato y finalmente me llaman. Sigo a una enfermera que toma mis signos vitales y también señala en dirección a la balanza. ¿Tengo que subirme? —pregunto. Pensemos... Llevo puestos pantalones jogging gruesos y zapatillas, más una gorra de enfriamiento capilar que pesa casi dos kilos. Ni loca me subo a la balanza... ¿No es suficiente con la quimioterapia? Anotá 54 —le digo a la enfermera.


Superado el incidente de la balanza, entro en la sala de quimioterapia. Ahora la cosa es real. Me siento en el silla designada, miro hacia arriba y ahí está: mi goteo.


Las enfermeras a cargo son justo lo que necesito. Entendidas, pero desde el llano. Cálidas, sin ser demasiado burbujeantes. Empáticas, sin tenerme lástima. Me explican lo que está a punto de suceder en trozos de información digeribles: el antialergénico, los medicamentos para las náuseas, el fármaco de quimioterapia número uno, después el fármaco de quimioterapia número dos y finalmente la inmunoterapia. ¿Sentís sueño? ¿Querés un té? Es posible que sientas la necesidad de ir al baño, lo cual es normal dados todos los líquidos que te estamos dando ...


¡Qué gran diferencia cuando uno sabe qué esperar y la información viene en formato sencillo y en cantidades manejable (suficiente para aliviar la ansiedad, pero sin ser abrumadora!


Mientras estoy sentada en mi silla, reparo en que gran parte de la ansiedad de los últimos días se ha ido, porque gran parte de lo desconocido se ha ido también —al igual que con la vida en general (quimioterapia y más allá).


Lo desconocido suele estar cargado de ansiedad y una dosis de miedo: miedo a perder la seguridad de nuestro status quo —lo que sabemos. Sin embargo, muchas veces nuestra ansiedad y nuestro miedo operan en el vacío y no se basan en la realidad. Muchas veces nuestra ansiedad y nuestro miedo son alimentados por prejuicios personales, la experiencia de los demás y las convenciones sociales que influyen en cómo le damos sentido al mundo.


Eso es lo que a lo largo de este viaje de quimioterapia, intentaré soltar.


No me malinterpreten, la quimioterapia no es un paseo entre las nubes y, si tuviera la opción, prefería no estar dando este paseo. Pero, dado que fueron órdenes del médico, intentaré reducir la ansiedad innecesaria. Primer sesión de quimioterapia: CUMPLIDA. Y, basada en mi propia experiencia, no estuvo mal.


Todavía no sé qué efectos secundarios (si los hubiera) van a aparecer, ni cuándo, pero lo descubriré pronto. Y ese será un misterio más resuelto, y un mito más que dejaré atrás.


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